Su proyecto busca evaluar la efectividad de la realidad virtual (VR) como complemento en el tratamiento de trastornos mentales.
La tesis evaluó la efectividad de la realidad virtual en terapias psicológicas, destacando su potencial para complementar enfoques tradicionales. Marco concluye que la tecnología ofrece nuevas oportunidades en la psicoterapia, aunque aún enfrenta desafíos como costos e implementación masiva.
¿Por qué interesarse en salud mental y realidad virtual?
“Quería hacer algo diferente, algo que combinara tecnología con impacto social”, comentó Marco. Inspirado inicialmente por el deseo de explorar alternativas para tratar adicciones como el tabaquismo, decidió ampliar el alcance hacia trastornos más prevalentes como ansiedad, fobias y estrés postraumático.
“La salud mental es una problemática global. Según datos de la Organización Panamericana de la Salud, en 2019, 970 millones de personas padecían algún tipo de trastorno mental. Uruguay no está exento de esta realidad y siento que la VR podría aportar herramientas útiles en este contexto”.
El enfoque de la investigación: desde la literatura científica hasta los expertos locales
El trabajo de Marco combinó una revisión exhaustiva de literatura científica con entrevistas y encuestas a profesionales de la salud mental. Para esto, utilizó herramientas como la plataforma PubMed, que permitió filtrar más de 24.000 artículos iniciales hasta llegar a un análisis de 87 estudios relevantes.
“Entrevisté a psicólogos locales y distribuí encuestas que obtuvieron 15 respuestas. Aunque es un número bajo, muestra una actitud positiva hacia el uso de tecnologías como la VR en terapia”, explicó. “Muchos profesionales ven potencial en estas herramientas, siempre y cuando se demuestre su eficacia”.
¿Qué aporta la realidad virtual al tratamiento?
Los hallazgos principales destacan el impacto positivo de la VR en el tratamiento de ciertos trastornos, especialmente en terapias de exposición. Estas permiten a los pacientes enfrentar gradualmente sus miedos o traumas en un entorno controlado y seguro.
“Por ejemplo, alguien con fobia a las arañas puede comenzar viendo una representación virtual de la araña a distancia, y luego avanzar a niveles más cercanos e interactivos. La VR facilita esta exposición progresiva”, comentó Marco.
Otro caso interesante es el uso de la Avatar Therapy para pacientes con esquizofrenia, donde la VR ayuda a simular escenarios que permiten al terapeuta abordar alucinaciones auditivas de manera inmersiva.
Adopción tecnológica: barreras y posibilidades
Un desafío clave para implementar VR en psicoterapia es el costo de los dispositivos. “Los lentes más avanzados, como los Apple Vision Pro, cuestan unos 3.500 dólares, lo cual es inalcanzable para muchos. Sin embargo, existen opciones más accesibles como los de Meta, que rondan los 500 dólares, o incluso alternativas básicas que funcionan con smartphones”, explicó.
Proyecciones: el futuro de la VR en psicoterapia
A futuro, Marco visualiza la realidad virtual como un complemento integrado en las terapias tradicionales. “No reemplazará al terapeuta, pero podría ser una herramienta para enriquecer las sesiones, especialmente en contextos remotos.”
Además, mencionó la posibilidad de que aplicaciones validadas profesionalmente permitan a los usuarios practicar ciertas terapias de manera autónoma, guiados por el software, en momentos donde no puedan acceder a un terapeuta.
Lecciones aprendidas y el valor de la investigación
“Lo que más me marcó fue la intersección entre áreas parcialmente digitalizadas, como la psicología y la tecnología. Muchas veces los ingenieros estamos acostumbrados a programar sin entender el impacto humano de lo que hacemos. Esta tesis me permitió ampliar esa visión”, reflexionó Marco.
También destacó la importancia de realizar una revisión de literatura antes de embarcarse en el desarrollo práctico: “Entender el estado del arte y las problemáticas actuales es clave para abordar cualquier proyecto de manera informada”.
¿Recomendarías hacer una tesis de investigación?
“Definitivamente. Es un desafío distinto a lo que estamos acostumbrados, pero te abre la mente y te conecta con problemáticas relevantes en la sociedad. Creo que cualquier estudiante de Ingeniería en Sistemas debería considerarlo”.
Con una tesis que combina innovación tecnológica y relevancia social, Marco Fiorito demuestra cómo la ingeniería puede ser una herramienta para mejorar vidas, incluso en áreas tan sensibles como la salud mental.