Hay un derrame de petróleo en el mar que contamina el entorno, ¿cómo se resuelve? Producir una bacteria que lo absorba es una posibilidad, ya que los seres vivos no contaminan. Esta es una de las aplicaciones de la biotecnología, término que puede sonar muy técnico pero que tiene usos cotidianos. Por otro lado, la insulina necesaria para el tratamiento de la diabetes también nace a partir de la biotecnología, así como el desarrollo de vacunas, cultivos y alimentos mejorados.
La biotecnología cada vez se hace más conocida. Hablan de ella los políticos, los periodistas, los ambientalistas y los médicos. Es claramente un área de la ciencia en expansión. “Hay una conciencia de la importancia del tema”, sentenció el Coordinador Académico de Biotecnología de la Facultad de Ingeniería, Mag. Carlos Sanguinetti.
“Hay que hacer el ejercicio, cuando uno termina el liceo, de imaginarse al Uruguay dentro de 10 años y ahí está un poco la visión de cada estudiante”, agregó el Coordinador Académico Adjunto, Lic. Jorge De Los Santos.
Los biotecnólogos conocen los usos concretos de esta prometedora área. Su gran tarea es convencer a los inversores para lograr su apoyo. “Es responsabilidad de nosotros, los investigadores, concientizar a la sociedad de la importancia que tiene invertir en ciencia y el impacto que esto puede tener en el Uruguay del futuro…no tan lejano”, plantea la Dra. Lorena Betancor, Docente investigadora de Biotecnología.
La Lic. Mariana Ferrari, Coordinadora del Laboratorio de Biotecnología, coincidió con la visión de la Dra. Betancor y agregó que es un área que a nivel mundial repercute cada vez más en la economía de las industrias.
“La industria de la biotecnología en el país ha tenido que generar recursos humanos propios formados en otras especializaciones”, indica el Coordinador. “Por estas razones la Universidad ORT Uruguay hace tres años lanzó la Licenciatura en Biotecnología y propone formar a los nuevos científicos”.
La biotecnología se aplica tanto a productos y procesos que se originaron hace miles de años, tal es el caso por ejemplo del vino o el pan, como a desarrollos tecnológicos más complejos en plantas, animales, microorganismos e, incluso, seres humanos. Integra los conocimientos y técnicas de la bioquímica, la microbiología, la ingeniería química, y, sobre todo, la ingeniería genética. Al ser un área con estas características requiere una formación específica, la cual en Uruguay es relativamente nueva. La Licenciatura en Biotecnología “es única en Uruguay y la mayor ventaja es la generación de un perfil de graduado distinto al de carreras alternativas”, destacó la Lic. Ferrari. “Los estudiantes más avanzados ya están incorporándose al mercado laboral. Ellos son los que darán a conocer el perfil del egresado en la práctica y abrirán las puertas para las futuras generaciones”, agregó.
Una carrera personalizada
Un vínculo estrecho los une. El docente no es solo el que experimenta sino también los estudiantes. La biotecnología no se enseña desde un pizarrón sino a través del ensayo y del error, del equivocarse y del volver a empezar.
Los estudiantes pueden trabajar con sustancias, tubos de ensayo y microscopios. Están a la mano y al alcance de todos. Cada instrumento es parte del diario vivir del estudiante en el Laboratorio de Biotecnología.
La personalización, asociada a grupos reducidos, es lo que distingue a la licenciatura. Aquellos que cursan la licenciatura tienen un mínimo de 140 horas prácticas durante el año. A través de este trabajo de campo adquieren destrezas, las cuales les facilitan el acceso al mercado laboral.
El coordinador subrayó que la licenciatura incluye materias que tienen que ver con las áreas sociales y económico – productivas, algo bastante novedoso en las carreras universitarias científicas en nuestro país.
La pasión por el riesgo
El estudiante que elige esta carrera debe tener algunas características particulares. “Tiene que gustarle el laboratorio, generar conocimientos, abrir las puertas y que al otro lado haya oscuridad, le tiene que gustar el riesgo, ya que va a hacer esto para generar cosas nuevas, y las cosas nuevas siempre son riesgosas”, señaló el Mag. Sanguinetti.
El gusto por el riesgo, la capacidad de superar las frustraciones y la paciencia son características que, según el Coordinador, distinguen al estudiante de biotecnología que se enfrenta al desafío de un experimento.
Actualmente en el laboratorio se desarrollan, junto con empresas, proyectos para producción de vacunas, para elaboración de un biopesticida y para inmovilizar proteínas, entre otros. Requieren esfuerzo y tenacidad aunque los resultados no son siempre inmediatos, y es allí donde aparece la capacidad de arriesgar, confiar en su trabajo y esperar.
Experiencia a la hora de trabajar
“En la carrera te enseñan sobre negocios y aspectos legales. No sos el más entendido de todos pero te da una noción que da una ventaja frente a otros en el momento de conseguir un trabajo”, indicó Florencia, estudiante de la licenciatura de 23 años de edad. “Podés opinar en un grupo interdisciplinario de negocios o de temas legales”, señaló Rodrigo, estudiante de 21 años.
Los estudiantes consideran que los conocimientos adquiridos no se limitan al campo científico. “Aprendés ciertas cosas que en otro momento no las veías. Yo antes pensaba en Uruguay. Y ahora me doy cuenta que Uruguay somos tres millones y se terminó. Se aprende a pensar en grande”, agregó Florencia. “Te amplía muchísimo la visión de las cosas”, concluyó Miguel, estudiante de la carrera de 28 años.
La Dra. Betancor sostiene que la carrera integra elementos científicos fundamentales, empresariales, económicos y sociales. “Una virtud fundamental es la alta carga horaria de laboratorio, el uso de material y equipamiento de punta. Este enfoque resulta novedoso y por ello difiere de otras carreras similares de la región”, afirmó.
“A nivel académico te da una experiencia importante al momento de presentarte a un trabajo. Por lo que aprendí acá, por el tipo de cosas que hacemos, considero que es una experiencia significativa. Yo veo que tenemos una ventaja importante”, dijo Lucía, estudiante de 29 años de edad. Además, el Coordinador Académico no dudó en afirmar que “el mercado espera gente con esta formación”.
Por otra parte, la abstracción juega un papel relevante en la carrera. Los estudiantes conviven con un pensamiento paralelo -con base científica-, en donde las palabras moléculas, protocolos, cultivos y transgénicos forman parte de su vocabulario y actividad cotidiana.
Un laboratorio disfrutable
La luz de media mañana reflejada en los tubos de ensayo, en las consolas y los microscopios dan vida al laboratorio.
Pero lo que más ilumina al laboratorio es la llegada de quienes desean con ansiedad tomar contacto con esos materiales dispuestos -en orden- en las tres grandes mesadas desplegadas allí. Estos dejan de estar quietos y comienzan a ser manipulados por los estudiantes, tal como un niño que ve una caja de juguetes y no ve la hora de desparramarlos.
Llama la atención que la blanca heladera no contenga alimentos sino sustancias químicas. También la túnica que usan los estudiantes es blanca. Ella forma parte de su atuendo diario que contrasta con sus vistosas camisas, pañuelos y jeans. Las conversaciones no solo giran en torno a la biotecnología sino a sus actividades o preocupaciones diarias pero cuando llega la hora de concentrarse en el protocolo (procedimiento experimental) este se vuelve el centro de su atención. Van de un lado hacia el otro, le consultan al docente, se enojan si no logran sus objetivos, y sonríen al ver los resultados concretos de la tarea propuesta.
El laboratorio es como la vida misma: se viven frustraciones y alegrías, obstáculos y logros, hay responsabilidades que cumplir y metas para alcanzar. Es un camino que requiere trabajo, paciencia y constancia pero en ese recorrido el disfrute siempre está presente. En definitiva, es un lugar de encuentro.
Entrevista publicada en enero de 2013