¿Cómo surge la idea de realizar una maestría en China?
Fueron varias las razones que me llevaron a tomar esa decisión. Por un lado, yo estaba estudiando chino y me enteré de un acuerdo bilateral que tiene Uruguay con el gobierno de China para cursar una maestría totalmente becado en ese país.
Además, quería volver a tener la experiencia de estudiar en el exterior, ya que cuando era estudiante realicé un intercambio en Manchester, Inglaterra.
Por otro, estaba trabajando en una empresa de software en el área más comercial y empecé a sentir la falta de la parte más técnica.
Me presenté a dos universidades y fui aceptado en Tsinghua University con una beca total, que cubría los estudios, la estadía, el alojamiento y una mensualidad.
¿Cómo fue la experiencia?
La experiencia estuvo increíble. El campus es una ciudad, tenés todo lo que precisás y hay un ambiente internacional muy bueno. Viví un año y medio allá, hasta que comenzó la pandemia y terminé la maestría desde acá.
En la universidad había muchísimas actividades. Por ejemplo, yo me sumé a una asociación de estudiantes internacionales de Blockchain, recuerdo que trajimos a uno de los fundadores de Ethereum (plataforma de código abierto basada en la tecnología blockchain), almorzamos con él y hablamos de Uruguay. Luego formé una asociación sobre Inteligencia Artificial, el área de mi investigación, que continúa hasta hoy.
Asimismo, el nivel educativo es muy alto, millones de chinos rinden exámenes para poder ingresar a esa universidad y solo lo logran algunos miles, me sentía un privilegiado.
¿De qué se trató tu maestría?
La investigación era aplicada a AIOps, que es inteligencia artificial para las operaciones de TI. Es decir, trabajábamos en cómo prevenir, detectar y resolver fallas en los sistemas automáticamente.
El laboratorio del que formé parte recibía proyectos de investigación de empresas enormes como Huawei, Bytedance (creadores de TikTok), que si les servía la solución la sacaban a producción.
Lo bueno es que como estudiante tenés datos para trabajar y a la empresa le sirve porque resuelve problemas de manera bastante económica.
¿De dónde surge tu interés por la investigación en Inteligencia Artificial?
Este camino arrancó con la tesis. Mi tutor, Eduardo Mangarelli, fue el promotor de trabajar con AI. Me acuerdo perfecto su frase que durante el proyecto final nos encargáramos de aprender algo nuevo.
¿Qué recordás de tu pasaje por la Facultad de Ingeniería, qué herramientas sentís que te brindó?
Me dio una base matemática que a veces no necesariamente la aplicás en tu trabajo, sin embargo, yo puedo decir que gracias a esa base pude sobrevivir estudiando en China.
Referido a lo técnico, como el enfoque de la maestría era de investigación, siento que estudiar Ingeniería en Sistemas me permitió dar ese otro componente de apoyo al laboratorio desde la ingeniería de software.
Pero, sobre todo, desde el día uno la facultad te va inculcando ser emprendedor, pero no me refiero solo a la idea de crear una empresa, sino a la capacidad de desafiar el status quo y llevar adelante tus ideas sean cuales sean.
