El Dr. Shechtman nació en Tel Aviv en 1941, es profesor en el Technion, Israel Institute of Technology, y en Iowa State University.
Recibió el Premio Nobel de Química en 2011 por su descubrimiento, realizado en 1982, sobre los cuasicristales, o también llamados sólidos cuasiperiódicos.
El Dr. Shechtman respondió durante una hora una serie de preguntas que habían formulados los participantes del encuentro. La primera de ellas, que abrió el dialogo, fue sobre cómo cambió su vida ganar el Nobel.
“Dramáticamente”, contestó sin dudar, “ahora tengo la posibilidad de hacer todo lo que quiero”.
“Desde que gané el premio viajo mucho por distintas partes del mundo, puedo visitar tres países en una semana”, comenta.
“Actualmente estoy dedicado a incentivar al mundo y a hablarle a los estudiantes sobre dos cosas: emprendimientos tecnológicos y educación, ya que el futuro depende de esto.”
Confiesa que ya no acepta nuevos proyectos de investigación que su misión ahora es otra. “Ahora ya no empiezo proyectos, estoy embarcado en educar al mundo”.
Shechtman contó que no siempre tuvo trabajo ni buenas ofertas laborales: “Siempre soñé con ser Ingeniero mecánico, sobre todo después de leer el libro The Mysterious Island, ya que uno de los cinco protagonistas era ingeniero y podía hacer de todo, por lo que yo quería ser como él”.
“En 1966 me convertí en Ingeniero, había cumplido mi sueño pero no podía conseguir trabajo, fue por eso que me puse a hacer un máster y dos años después me enamoré de la ciencia y continué con el doctorado”.
“Si crees solo en los libros no hay progreso”
Shechtman se define como un hombre “obstinado, terco aunque de mente abierta para escuchar a los demás, curioso y con capacidad de dedicarse durante horas y horas a lo que le interesa”.
Quizá fueron esas características lo que le permitieron continuar con su investigación cuando el camino comenzó a hacerse difícil.
Cuando en 1982 descubrió los cuasicristales supo que se enfrentaba a un enorme cambio, ya que su descubrimiento cambiaría paradigmas en la ciencia de los materiales y abriría un nuevo campo de estudio.
“Estaba en mi contra el Prof. Linus Pauling (ganador del Premio Nobel de Química y de la Paz), el mejor químico del siglo XX, quien se opuso a mi teoría hasta el día de su muerte”.
La oposición de Pauling fue tan fuerte que llegó a decir "no existen los cuasicristales, sólo los cuasi-científicos" y Shechtman debió abandonar su grupo de investigación porque su jefe consideraba una deshonra tenerlo en el equipo.
Pero Shechtman supo estar seguro de su descubrimiento y mantenerse firme. “A mí no me sirve que me digas que no, necesito argumentos creíbles. Si crees solo en lo que dicen los libros no hay progreso”.
Confiesa que muchos de los descubrimientos ganadores de premios Nobel no tienen aplicación práctica inmediata, sin embargo su aporte puede utilizarse en un gran número de aplicaciones como aislamiento antiadherente para cables eléctricos, equipos de cocina y bisturís.
Un hombre de familia
A pesar de su dedicación a la ciencia y en particular a la investigación, Shechtman encuentra tiempo para su familia. Está casado con Tzipora, jefa del Departamento de Asesoramiento y Desarrollo Humano de la University of Haifa y autora de dos libros sobre psicoterapia. Tiene cuatro hijos y diez nietos.
“Pienso en el pasado, en el presente y en el futuro de mi familia”, asevera.
Cuenta que en tono de broma, pero a su vez con total seriedad, les pregunta a sus nietos por sus estudios y les dice que su educación va a terminar cuando alcancen el doctorado.
Durante la charla también recordó a su abuelo, quien le regaló a sus siete años una lupa y que de alguna manera eso se transformó en un hecho que marcó su destino.
“Fue ahí que desarrollé una gran curiosidad por el mundo de los objetos pequeños”.
“Elegí un tema y convertirte en experto”
La última pregunta que cerró el encuentro giró en torno a qué decisiones son importantes para alcanzar el éxito en una carrera.
“Mi consejo es que si querés triunfar elijas un tema que te guste y te vuelvas un experto.”
*Fotos cortesía de Martín Monteiro, coordinador del Laboratorio de Física.