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Un antes y un después

01/10/2012
Vivir en un contexto socio-económico crítico puede llegar a ser un factor limitante para acceder a una mejor calidad de vida. La educación es una herramienta que facilita ese pasaje, a la que se agrega el esfuerzo personal. Sin embargo, en la práctica no es tan sencillo.
Un antes y un después

Vivir en un contexto socio-económico crítico puede llegar a ser un factor limitante para acceder a una mejor calidad de vida. La educación es una herramienta que facilita ese pasaje, a la que se agrega el esfuerzo personal. Sin embargo, en la práctica no es tan sencillo.

El programa “Camino TICs” es una oportunidad para aquellos jóvenes que deseen superar las barreras económicas de su propio medio cursando una carrera corta en la Universidad ORT Uruguay en el área de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs). Tal es el caso de Alejandro Tizzoni, de 21 años de edad, graduado de Programador Orientado a Objetos, y Viviana Martínez, de 26 años, estudiante de la misma carrera, quienes obtuvieron su primer empleo gracias al programa y a su empeño.

“Es un antes y un después”, así lo definió el Lic. Enrique Topolansky, Coordinador del programa. “Camino TICs, en corto plazo, le brindó a estos jóvenes las herramientas y les abrió puertas para mejorar por sus propios medios su situación socio económica y la de su núcleo familiar ”, agregó.

A la convocatoria se han presentado más de 800 jóvenes, de los cuales 121 han conseguido la beca. Según el Coordinador estas cifras muestran el interés que tienen los jóvenes en formarse. Otro indicador importante es el bajo nivel de deserción del programa “Camino TICs”, que oscila en el entorno del 18%. Además, el 89% de los estudiantes ya ha ingresado al mercado laboral.

Una segunda oportunidad

De niños ya les apasionaba la informática. “Cuando tenía 6 años en mi casa se compró la primera computadora y fue amor mutuo a primera vista”, recordó Alejandro. Transcurrieron los años y el niño se convirtió en adolescente. Contó que estudió informática en bachillerato pero no le brindó la dedicación necesaria. También a Viviana le ocurrió algo similar. Ella ya había hecho cursos de informática pero nunca tuvo la posibilidad de acceder a una carrera relacionada con sus intereses.

Hasta que se enteraron de la existencia de Camino TICs, y su objetivo de enseñar carreras vinculadas a aquello que tanto los entusiasmaba.

Por otra parte, Alejandro destacó la incidencia de la informática en todos los órdenes de la vida. “Hoy está presente en nuestras vidas en casi todas las circunstancias cotidianas. Desde el sistema de las cajas del supermercado hasta el mensaje de texto que recibimos de un amigo o un familiar. Eso hace que el mercado laboral sea muy grande y variado”, reflexionó.

Un camino

Hay caminos más complejos y otros más transitables. El camino profesional puede implicar el desafío de una carrera y lo que ello conlleva. Asimismo, va de la mano, muchas veces, de la búsqueda laboral.

Obtener el primer trabajo es parte de este derrotero. Es una tarea difícil que implica vencer —en muchos casos—obstáculos, pero una vez que se derriban llegan las satisfacciones. Tal es el caso de Alejandro que contó que su primer empleo lo ayudó a crecer a nivel profesional, ya que pudo adquirir la experiencia que le faltaba.

Alejandro destaca que el programa le dio una segunda oportunidad de estudiar lo que le gusta y le brindó la posibilidad de insertarse en el mercado laboral mientras estudiaba.

“Por otro lado, me ofrece una relativa independencia económica respecto a mi madre. Afortunadamente es lo que deseaba. Estoy desempeñando el cargo de programador, que es lo que quise por más de 10 años, y de momento trabajo solo 6 horas diarias, lo que me permite seguir estudiando”, explicó.

A Viviana le pareció un “desafío interesante” y una manera de continuar estudiando lo que le atrae en “un centro educativo muy importante al cual no hubiese accedido de otra manera”.

Y ese es justamente uno de los objetivos de Camino TICs, el cual nació hace tres años producto de una charla informal entre el Lic. Topolansky y Raúl González Rocca, representante del Rotary en el programa, quien manifestó la intención de buscar un área de trabajo conjunto. En esa instancia plantearon el problema de los “nini” (jóvenes que ni estudian ni trabajan). Por otro lado, teníamos presente que el sector de las TICs crecía y necesitaba cada vez más personal formado en su área. “Fue así que dijimos que si juntamos los dos problemas tenemos una solución”, dijo el Coordinador. De esa forma surgió esta iniciativa como un proyecto flexible que permite a los jóvenes formarse y rápidamente insertarse al mercado laboral.

Los estudiantes tienen que provenir de hogares de bajos ingresos y haber cursado hasta cuarto de liceo. Si cumplen con estos requisitos se les toma una prueba de conocimientos generales. Luego se les asigna un puntaje, el cual es ponderado en función de la realidad socio económica del candidato.

El Coordinador señaló que la principal dificultad que deben enfrentar es lograr que cada día sean más las empresas que apoyen el programa y donen fondos para contar con más becas. “En Uruguay no está muy desarrollada la cultura de donación, y menos aún para pagar una colegiatura para que las personas se formen. Esto implica un gran esfuerzo en romper paradigmas, mostrar a los empresarios que pueden decidir dónde invertir sus impuestos y que Camino TICs les da la posibilidad de que ellos sean protagonistas del cambio; porque cada joven formado nos abre oportunidades a un país mejor”, sostuvo.

La familia como sostén

La familia es la unidad básica de la sociedad humana que brinda afecto, apoyo y comprensión. Desde el principio Alejandro y Viviana se sintieron alentados por sus familiares, quienes los contuvieron en todo momento. “Si no fuera por mi familia, y sobre todo mi pareja, no hubiese llegado hasta este lugar. Sin el apoyo de ellos se me hubiese hecho aún más difícil, ya que es una carrera que lleva muchas horas de dedicación y estudio extra”, contó Viviana.

Alejandro coincidió con Viviana, ya que —en ese sentido— su experiencia es similar. “Todos se sintieron felices por mí y me apoyaron al saber que iba a estudiar algo que me gusta”, dijo.

El Lic. Topolansky explicó que las situaciones que se presentan son variadas. Afirmó que hay estudiantes que cuentan con el aval familiar para continuar en el programa. Sin embargo, en muchas ocasiones esta unidad está desintegrada o es inexistente. Es en estos casos donde el rol de los padrinos es esencial como elemento de contención aportando orientación social.

Por otra parte, la Cámara Uruguaya de Tecnologías de la Información (Cuti) aporta el acceso laboral para los jóvenes desarrollando pasantías.

Desafíos educativos

Para Alejandro estudiar es primordial, al punto que cuando se le preguntó cómo se veía dentro de 10 años dijo: “probablemente estudiando algo”. Considera que Camino TICs fue una oportunidad que le abrió puertas a nivel académico y laboral.

El programa le cubrió el primer título intermedio de la carrera Analista en Tecnologías de la Información. Gracias a sus buenas notas fue beneficiado para cursar los próximos semestres de la carrera con una beca del 75% que le permitirá continuar hasta obtener el título final.

“Cuando termine tengo pensado comenzar una licenciatura. En este momento estoy indeciso entre la Licenciatura en Animación y Videojuegos, y la Licenciatura en Sistemas. Cuando termine la carrera, probablemente comience a estudiar algo más, por ejemplo especializaciones dentro del rubro, y así hasta que el tiempo y demás factores me lo permitan”, dijo Alejandro.

Cambio de perspectiva

Alejandro y Viviana son el ejemplo de aquellos jóvenes que si tienen la oportunidad pueden progresar.

“En mi opinión, lo más importante es que en Uruguay hay jóvenes que quieren salir adelante y que no lo están pudiendo hacer porque no encuentran oportunidades. Camino TICs muestra que es posible y que con el compromiso de la empresa privada, la sociedad civil y la Universidad ORT Uruguay actuando de manera coordinada, es posible”, sostuvo el Lic. Topolansky.

Las expectativas de Alejandro fueron cumplidas “con creces”, a tal punto que recomendó el programa a todos sus amigos amantes de la informática.

Sus vidas ya no son las mismas; tienen un trabajo, un ingreso y ganas de continuar creciendo. “En el mundo actual estudiar es lo único que te hace realmente libre desde un punto de vista filosófico pero también desde un punto de vista material”, afirmó Alejandro. Viviana concluyó: “Me cambió más que la vida, la perspectiva con la cual percibo la realidad”.

Entrevista publicada en octubre de 2012

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