Así surge Yo universitario, una plataforma que permite a los graduados validar digitalmente los títulos con el respaldo de la institución educativa emisora y que puede ser consultado electrónicamente por terceros con total confianza y validez, desde cualquier parte del mundo.
“Esto les ofrece comodidad a los graduados, ya que validan sus títulos desde la tranquilidad de sus casas, evitando un papeleo muy engorroso”, dice Giménez. En tanto, las instituciones corroboran la información y dan garantía a nivel nacional e internacional a través de una firma digital.
Para desarrollar el proyecto, según cuentan los licenciados en sistemas, utilizaron “un sistema de base de datos distribuida basado en la tecnología Blockchain y la criptografía asimétrica. Esto permite identificar inequívocamente a las partes que intervienen, así como también almacenar información de forma segura para ser consultada por terceros”.
En particular, utilizaron la blockchain de Ethereum, ya que dado la naturaleza del problema, los contratos inteligentes facilitaron la comunicación entre los diferentes actores involucrados en la validación de los títulos académicos.
¿Qué es y cómo funciona?
La elección de la tecnología surge de una motivación personal de Giménez y Mariano de aprender algo nuevo, que fuera disruptivo y de vanguardia. Asimismo, les ofrecía seguridad y confiabilidad en las futuras operaciones.
“Esta tecnología permite que los usuarios no tengan que confiar en nosotros en el manejo de la información sino que son ellos mismos que la administran. Además, el código fuente está disponible, no es una caja negra, es transparente”, explica Giménez.
El Blockchain según explican los graduados “es una base de datos distribuida o libro de contabilidad público, donde toda la información es poseída por todos los integrantes de la red y viaja firmada digitalmente con criptografía asimétrica”.
“Esta se basa en algoritmos de encriptación que hacen uso de dos claves diferentes para encriptar los datos: una privada, que es secreta, y una pública que se deriva de la privada que debe ser distribuida”.
“A la información que un usuario encripte con su clave privada, los demás usuarios podrán desencriptarla, es decir leerla, únicamente con la clave pública de dicho usuario y aquella información que sea encriptada con la clave pública de un usuario, solo podrá ser desencriptada por ese usuario utilizando su clave privada”.
“Esto garantiza operaciones seguras y el no repudio de las operaciones”, sostiene Giménez y continúa “porque un usuario no puede negar haber realizado una operación así como tampoco puede realizar operaciones a nombre de otro usuario sin conocer su clave privada”.
Un buen trabajo en equipo
Pero para entender con plenitud la tecnología Blockchain y las oportunidades que podía brindarles para realizar el proyecto, tuvieron que estudiar y aprender mucho. “Sabíamos que a nivel teórico la solución era posible pero su implementación técnica requería mucho estudio y compresión de la tecnología y de las reglas del negocio.”
A pesar de los grandes desafíos y de las dudas que tuvieron en un principio, el proyecto se desarrolló con éxito, logrando los objetivos planteados y afianzando la propuesta de convertir la idea en un emprendimiento.
Giménez también destaca la sinergia del equipo y su buen funcionamiento, rasgos fundamentales en proyectos de largo aliento y en instancias tan importantes. “Nuestras reuniones de equipo siempre fueron muy productivas, en cada encuentro lográbamos evolucionar y definir más acertadamente nuestros objetivos”.